En el evangelio diluido de los últimos años, digo diluido porque se ha mezclado con ciertos conceptos que han intentado disminuir la concentración del mensaje en sí; Dónde la idea que ronda es la de “todo momento vivo en victoria, mi fe se acrecienta, hablo solo lo bueno, estoy tan bendecido que todo me sale bien, no me enfermo, no sufro”…
¿Qué debilidad te voy a mostrar hermano? Si la revelación va en «crescendo»… Un sonido, ¿Verdad?
Y entiéndeme no condeno lo uno, pero yo he visto otros sonidos… he sentido la traición, la condena, la burla, los ojos prestos a ver tu caída y con lupa en tu comportamiento para poder echarte lazo… y quizá presuroso en ese momento corres a refugiarte en los salmos y encuentras sonidos así:
“Aunque afligido yo y necesitado, Jehová pensará en mí. Mi ayuda y mi libertador eres tú; Dios mío, no te tardes.“ Salmo 40:17
“Está mi alma hastiada de mi vida; Daré libre curso a mi queja, Hablaré con amargura de mi alma.” Job 10:1
“Porque al ver mi alimento salen mis gemidos, y mis clamores se derraman como agua.“ Job 3:24 LBLA
“Tú, Señor, me libraste de los dominios de la muerte; me hiciste revivir de entre los muertos.” Salmos 30:3 NVI (Negritas mías)
Hermanita, en mi Biblia no están esos… El justo Job, el guerrero David, rey y sacerdote, ¡La victoria en pasta!
Leamos uno más:
“Entonces Jesús les dice: Mi alma está muy triste hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo.” Mateo 26:38 RVA (Negritas mías)
Entonces entiendes algo, esas frases de eslogan que te dan el subidón de media hora, desentonan con lo que eres en ese momento y se produce un sonido, un quejido, algo dentro de ti se rasgó, ¿Lo sientes? ¿Fue intenso y luego?
Silencio…
¿Y ahora cómo lo gestionas?… Sin embargo, ese sonido fue captado por Aquel que habita la eternidad, rápidamente silenció las miríadas de ángeles que le dicen santo, santo, santo… un sobresalto y unos ojos llenos de amor paternal dicen, oigo a mi hijo, va encontrando su frecuencia, veo que se alinea a la mía y es que, si recordamos, su corazón no ha salido ileso de esta historia de amor…
Tú gemiste, ¿Dónde estás? me duele, el versículo de filipenses, te culpaste, cuestionaste…
Silencio…
Rasgabas y rasgabas tu corazón hasta que encontraste aquellos elementos que no son perecederos. No se queman con el fuego, antes se revelan y se revela su naturaleza, tocas piedra.
“Desde los confines de la tierra te invoco, cuando mi corazón desmaya. Condúceme a la roca que es más alta que yo”. Salmos 61:2 LBLA
¡LA ROCA DE MI SUSTENTO!
Silencio…
¿Cómo quedó ese corazón después de semejante sacudida? Es una especie de tragicomedia, ahora el silencio suele ser recurrente, allí claramente le oyes y cuando tú expresas algo, la marca de su pertenencia está ahí.
“Mi Hijo eres tú, yo te he engendrado hoy” Salmos 2:7b LBLA
Comprendes que nada de lo que puedas hacer va a cambiar su fiel amor hacia ti.
“Aunque cambien de lugar las montañas y se tambaleen las colinas, no cambiará mi fiel amor por ti ni vacilará mi pacto de paz, -dice el Señor, que de ti se compadece-.” Isaías 54:1 NVI
En eso descansas, reposas.
No hay norma moral, no hay fachada, no hay una fórmula matemática que te diga cómo le conoces ni abc de discipulado, saltaste de la barca cuando le dijiste “si eres tú manda que yo vaya” (Mateo 14:28) tú le miras a cara descubierta y le llamas Padre, fuente mía
Y ambos sonidos resuenan en la creación; se han unido cielos y tierra en ti; adoras con tu vida, a pesar del dolor ya no le temes a este, aprendiste a atravesarlo a depurarlo, aún gozoso de ofrecerlo … un día al cruzar esta dimensión no lo haremos más … tiene un tinte denso y hermoso, como el de un buen vino (pacto), con sus notas… encontraste tu canto.
Resuena para ti la canción del Padre. Te dejo este breve escrito:
“Antes que existiese una estrella para brillar, antes que hubiese ángeles para cantar, ya había un cielo, el hogar del Eterno, el único Dios. Perfecto en sabiduría, amor y gloria, vivió el Eterno una eternidad, antes de concretizar Su hermoso sueño, en la creación del Universo.
Los incontables seres que componen la creación fueron, todos, idealizados con gran amor, desde la partícula más diminuta hasta las gigantescas galaxias, todo mereció Su suprema atención, Dios idealizó el Universo como una gran orquesta que, bajo Su regencia, deberían vibrar acordes armoniosos de justicia y paz. Para cada criatura Él compuso una canción de amor.” (Negritas mías)
Gran Rollo de Melquizedec 1:1-2
Por: Valentina Ospina, hija del Padre