Andar de espaldas a los mandatos del Eterno. Se lo voy a demostrar por las Escrituras: «En aquellos tiempos no hubo paz, ni para el que entraba ni para el que salía, sino muchas aflicciones sobre todos los habitantes de las tierras. Y una gente destruía a otra, y una ciudad a otra ciudad; porque Dios los turbó con toda clase de calamidades.» (2 Crónicas 15:5, 6 RVR).
¿Por qué todo esto? Porque estaban sin verdadero Dios, sin sacerdote, sin enseñador y sin ley (versículo 3).
No le echemos la culpa a la lluvia, a los vendavales, terremotos, torbellinos y otras cositas que la gran sociedad mundial viene practicando sin acordarse de Dios y de su clamor entre los hombres. Dejad de hacer lo malo, volveos a mí y yo me volveré a vosotros, tornaos a mí y yo me tornaré a vosotros. (Isaías 1:16 RVR, Zacarías 1:3 RVR y Malaquías 3:7 JBS).
Dejad de hacer lo malo y yo seré con vosotros. Pecadores, limpiad vuestras manos y convertíos a aquel contra el cual los hijos de Israel profundamente se rebelaron. (Santiago 4:8 RVR e Isaías 31:6 RVA).
Y si para este encuentro con Dios tiene que arrepentirse; hágalo y habrá cesado la guerra que es contra Dios. Bautícese en su nombre Jesucristo y siga caminando con Él para que al fin esté donde Él está.
Sea un agente de paz allí donde está. Predique la palabra de Dios anunciando la paz por Jesucristo
Por: Noel Ospina Muriel (QEPD)